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Perspectiva masculina sobre el parto y la crianza

Perspectiva masculina sobre el parto y la crianza

Hoy en día, afortunadamente, se les permite a los hombres participar en el parto de sus parejas. La vieja y trillada creencia de que estos se desmayan al ver parir a sus mujeres está siendo sustituida por la gran satisfacción expresada por aquellos varones que han llorado de alegría, reído y participado del nacimiento de sus hijos directa y activamente. Parir es una experiencia humana intensa y conmovedora, no un acto médico exclusivo de los especialistas.

Se ve parir a las mujeres en el cine y en televisión, inclusive hay partos en directo por Internet. Sin embargo, es necesario recordar que el nacimiento es un acto íntimo de la pareja y no un espectáculo público. Se puede dejar a la pareja la decisión de quién participa en el parto del mismo modo que decidimos con quién nos sentamos a comer en nuestra mesa.

Los hombres como miembros activos del parto

Su participación en el parto va desde ser el guardián de la privacidad del trabajo de parto, de ser el pilar emocional y psicológico potente y el sostén físico para las posturas verticales al parir. A veces los hombres experimentan miedo y culpa en el parto; miedo, por perder el control y que algo le suceda al bebé o a su madre; culpa, por el dolor que siente su pareja de la cual se sienten responsables.

Participar del parto ofrece la oportunidad de ver la fuerza de la mujer en una expresión máxima de coraje y feminidad. Es la oportunidad para el varón de llorar de alegría, de abrir su corazón a la expresión emocional frecuentemente reprimida en muchas sociedades, y de ser responsable de proteger el entorno todo con el fin de poder vivenciar la maternidad enriquecedora, feliz y armónica.

Después del parto

El período posterior al nacimiento puede generar en el hombre síntomas como: dificultad para concentrarse, fatiga excesiva, desasosiego, dolor de cabeza e irritabilidad. Se estima que 62% de los hombres puede presentar síntomas semejantes, aunque leves, a la depresión post-parto.

Por otra parte, los varones pueden ser un gran apoyo cuando son excelentes cocineros, cuando están disponibles para cambiar pañales en la madrugada y sacarle los gases al bebé. Ni hablar cuando distraen y cuidan a la criatura mientras mamá se baña o duerme un ratito. Son magníficos cuando estimulan y creen en la lactancia materna.

De hecho, se ha visto que el apoyo del padre favorece el equilibrio emocional de la madre en el puerperio (los primeros 45 días después del parto). Su participación durante el embarazo y el parto incrementa estadísticamente su participación en la crianza.

Una sociedad evolucionada podría conceder unos días (o meses) de reposo postnatal a los padres  para responsabilizarse y participar activamente en el inicio de la crianza. Es estimulante ver con más frecuencia a padres cambiar pañales en sitios públicos, pasear bebecitos(as) en sus coches en el parque, llevarlos adosados a su cuerpo en cobijitas o “koalas” modernos. Se piensa que los padres que asisten a las consultas prenatales, a los cursos de preparación al parto y que participan del parto tienen más presencia a posteriori en la vida de sus crías. Es, en conclusión, un cambio sutil hacia una paternidad responsable y participativa.

​Beltrán Lares Díaz
Médico Gineco-Obstetra

​Bibliografía:

– Stewart D. and Stotland N. Psychological Aspects of Women’s Health Care: The Interface Between Psychiatry and Obstetrics and Gynecology. American Psychiatric Press, Inc. Washington, 1993.
– Kitzinger S. The year after childbirth Charles Scribner`s Sons. New York, 1994.

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