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40 semanas: respetemos los tiempos del nacimiento

40 semanas: respetemos los tiempos del nacimiento

Lo sentí casi como un acertijo cuando leí lo que Michel Odent escribía respecto a un aspecto fundamental para que el parto ocurra como debe ser: “debemos respetar la fisiología del nacimiento…”. Hoy interpreto que se trata de espacio y tiempo, el sitio donde ocurre el nacimiento influye enormemente en la forma como este va a suceder y el manejo del tiempo también. De este último aspecto es a lo que me refiero ahora, a propósito del lema de la Semana Mundial del Parto Respetado 2017.

Tiempo y nacimiento se pueden enfocar desde la perspectiva de la parturienta, del bebé y desde la perspectiva de los que le rodean.

Para la mujer implica dejar que el reloj biológico, perfeccionado durante miles de años, permita que el bebé intrauterino sea impulsado desde su hogar a los brazos de su madre, aproximadamente al alcanzar las 10 lunas del embarazo. Se estima que el estado debe durar 280 a 290 días, entre 38 y 42 semanas cumplidas desde el primer día de la última menstruación. Confiar en su naturaleza femenina es permitir el efecto y el fluir de hormonas, neurotransmisores, receptores de membrana celulares, electrolitos, señales físicas y cualquier otro elemento descrito por la biología para referirnos al momento -no bien aclarado por la ciencia- del proceso de inicio del parto en forma natural y espontáneo.

Nacimientos provocados

En casos de embarazos complicados, ya sea por causa materna o fetal,  donde existen riesgos reales y serios para el bienestar de alguno de los dos, provocar el nacimiento es una opción válida y justificada. Una inducción del parto o una cesárea planificada es con mucha frecuencia una alternativa lógica y adecuada. Otra cosa es cuando las condiciones de la madre y el bebé, al final de la preñez, son óptimas en los embarazos de bajo riesgo, que son la mayoría.

Al llegar al final del embarazo muchos consejos “naturales” son sugeridos por doulas, parteras y médicos para que el inicio del parto ocurra. Pueden ser útiles en algunos casos: colocarse un enema o tomar laxantes naturales, tomar infusiones de hierbas y hacer visualizaciones. También se sugieren acciones para estimular las contracciones uterinas: caminar o realizar algunos ejercicios físicos, estimular con masaje y puntos de acupresión en los tobillos, estiramiento  de los pezones para elevar la secreción de la oxitocina, entre otros. A veces, se sugieren las relaciones sexuales con orgasmo para el mismo propósito (por la secreción de oxitocina y las prostaglandinas del semen).

Una visión prácticamente antagónica nos plantea Odent cuando, interpretando la fisiología del nacimiento, nos revela el científicamente conocido efecto antagónico entre la adrenalina (y otras hormonas del estrés) y la oxitocina, la hormona más importante en estimular la contracción de la fibra muscular lisa y uterina. Entonces se plantea el reposo y el descanso, con poca actividad muscular de la embarazada a término como una opción para “bajar” sus niveles de hormonas del estrés y favorecer el incremento y efecto estimulador de la oxitocina para iniciar el trabajo de parto.

¿Cómo respetar el tiempo del nacimiento?

Una mujer confiada en la sabiduría innata de su cuerpo sabe que la paciencia y la espera es su mejor actitud. “Despedirse de la barriga” (pronto el bebé estará en sus brazos), descansar lo más que pueda, relajarse con una caminata tranquila en un ambiente adecuado, tejer, leer, dormir cuando le provoque, cocinar, revisar las cosas del bebé, hablar y conversar con otras mujeres sobre partos exitosos y hermosos, drenar sus miedos y ansiedades con una figura cercana en intimidad, llorar sin saber por qué, meditar o simplemente seguir con su vida confiando en que ese momento inevitablemente va a llegar, pueden ser recursos para, al alcanzar o pasar las 40 semanas del embarazo, respetar los tiempos del parto…. y del bebé.

Respetar los tiempos del parto representa uno de los aspectos útiles para plantear y entender por qué parir en forma “natural” se ha convertido en un evento  polémico y de discusión. Un acontecimiento que forma parte de la vida misma, tan trascendental como morir y uno de los ritos de transición más intensos del ser humano, se ve deformado por intereses alejados del bienestar individual de la embarazada y el bebé en el útero.

Interrupciones innecesarias

Un argumento basado en el miedo, la comodidad, la presión social y profesional es inducir el parto o hacer una cesárea al llegar las 40 semanas de embarazo. Es como si llegase a un límite peligroso donde su bienestar o, peor aún, el bienestar del bebé, estuviese comprometido o en riesgo. Y muchos argumentos falsos o sin tener evidencias científicas se utilizan para atemorizar a parejas embarazadas, familias y a la sociedad en general, para interrumpir embarazos sin una necesidad real.

Sabemos que al llegar a la semana 42 del embarazo es que se incrementan, y en un porcentaje bajo, los riesgos de macrosomía fetal (bebés muy grandes de 4,5 kg o más), sufrimiento fetal, aspiración de meconio, disminución del líquido amniótico (oligoamnios) y el síndrome de postmadurez. La clave está en entender que no se espera lo médicamente necesario, racional y adecuado, sino que se deciden acciones para interrumpir el embarazo antes de que este sea realmente catalogado como un embarazo cronológicamente prolongado. Ya con 40 semanas algunos obstetras plantean las complicaciones como inminentes o inevitables, atemorizando a parejas vulnerables y desinformadas que aceptan con un conformismo sumiso las decisiones del experto(a).

Como bien dice Alfredo Martell, en el libro Obstetricia Moderna de Juan Aller (la Biblia de los obstetras en Venezuela): “la causa más frecuente, de aparente prolongación de la gestación, es el que existe en determinar el momento exacto en que ocurrió la ovulación y la concepción, de acuerdo al primer día del último periodo menstrual”. Y sigue “… no son raros los embarazos que ocurren en ovulaciones tardías, lo que da el falso diagnóstico de un embarazo cronológicamente prolongado…”.

Una placenta “envejecida” y con calcificaciones por una ecografía durante el final del embarazo es un pseudo argumento que convence a parejas incautas que desconocen que ese término no tiene una validez profunda y comprobada para ecografistas serios. Una evaluación de las ondas de velocidad del flujo con Doppler de las arterias cerebrales (medias) del bebé, del cordón umbilical, del ductus venoso, del lecho placentario y de las arterias uterinas maternas es lo que se considera el estándar de oro para evaluar el bienestar fetal en un embarazo normal o de alto riesgo. Tomando en cuenta estos resultados sí se pueden hacer decisiones científicas y de más peso que los argumentos del miedo o la conveniencia.

El miedo del profesional aparece (hablo en primera persona, ya que lo he sentido en incontables ocasiones), a pesar del esfuerzo intenso racional, intelectual y científico al evaluar con objetividad cada mujer en proceso de parto. Consultar con otros colegas, respirar profundo y relajarme, salir de la habitación un instante y despejar la mente, incluso a veces rezar un Padre Nuestro o un Avemaría (no he probado recitar un mantra…) me han ayudado a enfocarme y tomar una decisión equilibrada. En el caso de la mujer que llega a las 40 semanas el miedo casi no está presente en mi práctica profesional hoy en día. Ha sido más fácil entender y asumir profundamente un respeto por los ritmos y tiempos de la naturaleza.

Esperar, aceptar con paciencia y RESPETAR LOS TIEMPOS DEL PARTO es igual que respetar que llueva cuando las nubes decidan que el verano terminó…

Dr. Beltrán Lares Díaz
Obstetra-Ginecólogo
www.auroramadre.com

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