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La dieta vegetariana y el embarazo

La dieta vegetariana y el embarazo

Hoy en día tener una dieta vegetariana es común entre muchas personas, especialmente aquellas preocupadas por mantener una buena salud. Al iniciar este tipo de dietas, casi siempre se acompañan de una reflexión que abarca los aspectos biológicos, espirituales, sociales y éticos que soportan el ideal de encontrar la dieta óptima del ser humano, respetando la vida animal. Una dieta para cada individuo debería ser lo más apropiado, adecuándose a sus condiciones de vida. Por ejemplo, no comen lo mismo un esquimal en Alaska; un indígena de la selva amazónica o un ciudadano de Nueva York. Tiene una gran importancia el hecho de que cada ser humano decida a conciencia qué, cuánto y cómo debe comer.

La dieta vegetariana en general tiene grandes ventajas, ya que aporta gran cantidad de fibra que ayuda a combatir el estreñimiento durante el embarazo, así como también numerosas (casi todas) e importantes vitaminas están presentes en las frutas, hortalizas, verduras y granos. Sin embargo, cuando es una dieta frugívora exclusiva (solo come frutas) puede generar una ingesta inadecuada de nutrientes indispensables para la mujer.

Los carbohidratos presentes en las frutas son de rápida asimilación y pronta utilización por el organismo, por lo que se recomiendan durante el embarazo como una fuente de energía para calmar el hambre entre las comidas. Estos pueden ser consumidos sin el riesgo de aumentar de peso por una inadecuada ingesta calórica. Los almidones y carbohidratos complejos que encontramos en las pastas, los cereales, el arroz, la papa y el pan son beneficiosos para la dieta de la embarazada cuando se ingieren con moderación.

Muchas de las vitaminas se encuentran en los alimentos integrales, por lo que se prefieren estos a los alimentos procesados. Si se combinan cereales, arroz o maíz con frijoles, caraotas, arvejas o guisantes se logra obtener una comida que contiene casi todos los aminoácidos esenciales (para formar proteínas).

Un efecto similar puede lograrse al añadir semillas de girasol o nueces a un plato de vegetales frescos. Las levaduras, las algas marinas y las llamadas materias proteicas vegetales (unión de leguminosas y otros vegetales) y las semillas germinadas (de soya o alfalfa) constituyen otra fuente importante de proteínas.

¿Cómo preparar los vegetales?

Se debe recordar que muchos vegetales conservan una mayor proporción de vitaminas si son ingeridos crudos o al vapor. Deben preferirse los vegetales frescos y orgánicos, lavarlos bien para evitar la transmisión de enfermedades (tales como la amibiasis, giardiasis u otras parasitosis intestinales) y tratar de reducir los pesticidas de su superficie. Las frutas frescas aportan gran cantidad de fibra, carbohidratos, vitaminas, proteínas y minerales de excelente calidad.

Se conoce la menor absorción del hierro de origen vegetal en relación al obtenido en las carnes. Se puede prestar atención especial durante el embarazo e ingerir una mayor cantidad de alimentos que aporten este importante mineral como lo son: los frijoles de soya, habas secas, las lentejas, los guisantes y garbanzos, las caraotas, los vegetales de hoja verde (espinacas, acelgas, brócoli), nueces (maní, avellanas, semilla de merey), papas con concha, yema de huevo, dátiles y pan integral. La absorción del hierro aumenta si se ingiere en compañía de la vitamina C y si se cocina en recipientes de hierro en vez de vidrio o aluminio.

Los lácteos

Otros estudiosos de la alimentación consideran que la leche de vaca no es un alimento adecuado para los humanos y es responsable de la epidemia de obesidad, trastornos metabólicos, litiasis (cálculos) en los riñones y la enfermedad cardiovascular (infartos, trombosis y accidentes cerebrovasculares) del humano actual. La leche es el alimento propio de los becerros. Se sugiere ingerir sus derivados en forma de yogurt, quesos, mantequilla y otros en vez de su forma líquida completa o descremada.

El yogurt también contiene bacterias de la familia de los lacto bacilos, adecuados para mantener la flora intestinal óptima y reducir la probabilidad de infecciones vaginales por hongos en la mujer embarazada. Estos mismos alimentos también aportan cantidades extras de calcio y vitamina D, los cuales tienen un papel preponderante en el desarrollo normal del bebé.

Los expertos concluyen que las dietas vegetarianas aportan más calcio que una dieta omnívora occidental, siempre que sea equilibrada y variada. Ser vegetariana implica un compromiso serio con nuestra alimentación antes, durante y después del embarazo. Tener un conocimiento preciso de los nutrientes de origen vegetal debe acompañarse de la creatividad culinaria para servir la mesa llena de aromas y sabores exquisitos que exalten el paladar.

En ocasiones, la opción de suplementar el hierro (en cápsulas, jarabes o ampollas) de la dieta de una mujer gestante vegetariana es una alternativa válida. Las grasas que aportan los nutrientes de los vegetales son generalmente óptimos y con suficiente contenido de ácidos grasos poli insaturados y omega3, aunque nunca en las concentraciones y abundancia propia de la dieta rica en pescados. Se encuentran en los aceites vegetales (oliva, girasol, maíz y soya) y en las nueces (maní, almendras, nuez del Brasil, semillas de girasol).

La importancia del colesterol

Se le teme al colesterol en los alimentos de origen animal y, aunque se encuentra con menos frecuencia en los vegetales (el agua y la pulpa del coco contienen cantidades considerables), este lípido es una molécula necesaria y fundamental para la formación de hormonas femeninas, masculinas y de la glándula suprarrenal. Su concentración en los huevos es conocida siendo éstos considerados adecuados para la dieta humana, en especial para la mujer embarazada.

La vitamina B-12 no se encuentra en los alimentos de origen vegetal. En las vegetarianas estrictas puede ser difícil equilibrar este nutriente tan importante para la formación de hemoglobina (sangre) y otros procesos metabólicos.  Si se tiene una alimentación ovo-lácteo-vegetariana, los huevos, la leche y sus derivados ofrecen la opción compensadora y la convierten en una dieta bien equilibrada para algunos nutricionistas.

Dr. Beltrán Lares Díaz
Médico Gineco-Obstetra

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